El arte de vivir.

Ser viento con palabras.

martes, 6 de abril de 2010

Historia de taxi [versionada y no tan cursi(ni un poquito cursi)]

Es que si, estaba seguro de que si caminaba llegaba tarde, no caminé, corrí, corrí un par de cuadras hasta encontrar uno de esos autos amarillos que te transportan de un lugar a otro por un arancel...pero no es el punto. Ese taxista, ese taxista parecía no estar tan agotado por la rutina diaria, parecía ya estar muy acostumbrado, en sus gestos pude notar que era un hombre que hacia ese oficio por algo bueno, tenia una tranquilidad y una paciencia que nunca habia visto en personas de este labor en una gran ciudad, no era como los demás, esos hombres arrogantes y apurados por pasar y pasar autos, que tocan bocina en todas partes e insultan, y que hablan sobre lo que escuchan en su radio todo el tiempo, y se quejan y se quejan. Me refiero a los tipos que parecieran tener siertas ancias por el dinero. Este no era uno como esos. A unos segundos que me subí nos pusimos a hablar... creo que todo empezó por una charla a cerca del asado, que lindo que es hacerlo, esperar ahi al lado tomando un vinito, charlando y agarrando calorsito y mucha hambre... después, muy sabiamente me dijo, pero viste.. y nosotros que aplaudimos al asador, y es tan lindo hacerlo... deberiamos aplaudir a las mujeres que siempre hacen el trabajo más dificil y lavan los platos, a lo que yo sonreí.. y al cabo de unos segundos me dice... y no, ¿que hacemos con solo aplaudir?, tendriamos que ayudarlas a lavar los platos, a lo que me hizo entender que era un hombre reflexivo, y eso me agrado bastante. Luego me dijo, pensar que las mujeres la tienen que luchar en este mundo, tuvieron que pelear y pelear por sus derechos, por poder verstirse a su antojo, por poder trabajar a la par del hombre, por hacerse valer y ser dueñas de sus propios destinos... y la charla se puso muy interesante, conversamos a cerca de la mujer muchas cosas, que me hicieron entender que era un hombre con valores. Ahora si, ya entrando al lugar donde me dirigia, me mencionó algo que me hizó entender a esa persona que para mi era quien estaba prestando un servicio, era un ser humano con todas las letras. De su gruesa voz de un hombre cansado me preguntó en ese momento después de haber hablado de lo que es el poder, de como nos manejan, de cuales son las conveniencias de algunas clases de personas, de la lucha y la no lucha y la fuerza que hay que hacer con el remo para poder avanzar, ¿Crees que podemos cambiar algo?... mis palabras fueron certeras en ese momento, las senti justas para la ocación, el me habia dado el pie, alguien me habia pedido una idea a cerca de como mejorar... ese fue el preciso instante que hizo que ese ser humano que quizás no cruce nunca más en mi vida y yo nos vayamos cada uno por su rumbo con una total felicidad, unos cuantos gramos más livianos, y quizás para mi, el significó un empujón más a sumarle al gran óptimismo irreversible que una vez descubrí y no quiero dejar.


Cositas inesperadas e inimaginables que ayudan a llegar a lo grandioso, todo debe sumarnos algo.

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